Pienso en las personas que por un motivo u otro no pueden quedarse en sus casas, bien porque trabajan en los servicios mínimos, porque tienen que dar soporte a familiares enfermos o porque simplemente, no la tienen.
Pienso en las personas que en su hogar viven en una situación de abuso y maltrato (sexual, psicólogico y/o físico) y tienen que estar encerradas con su maltratador/abusador.
Pienso en las personas mayores que ya vivían solas y aisladas antes del confinamiento, que ante la presente situación pueden verse más desprotegidas y vunerables que nunca.
Pienso en quien entierra a sus muertos en estos días, sin poder ni siquiera despedirlos.
Pienso, pienso y pienso... y eso me produce tristeza. La acepto e intento sobreponerme. Tener presente a todas esas personas me hace ser humana, consciente del problema y cuestionar la corriente de la felicidad autoimpuesta.
Todos podemos llevar a cabo iniciativas (por pequeñas que sean), para ayudar a éstas personas. Hay vecinos y vecinas que se preocupan de que los ancianos y ancianas que viven solos tengan alimentos, hay personas que están escribiendo cartas de ánimo o mandando dibujos a enfermos que esán hospitalizados y no tienen familia, se está prestando apoyo psicológico gratuito, etc.
Propongo dos actividades que nos pueden servir a todos para hacer introspección, conectar con nuestras emociones y expresarlas, además de buscar cómo podemos aportar nuestro pequeño granito de arena.
- Genial recurso de la orientadora Beatriz Pesquera Zárate: "Unidos en la cuarentena", un diario que recoge sentimientos, pensamientos, noticias agradables, desahogos, ayudas a los demás y planes de futuro entre otros. Destinado a alumnado de secundaria en adelante, y ¡también para los adultos!
- El Colegio Oficial de Psicología de Galicia publica "Retrincos de cores" un cuaderno para la expresión emocional de niños y niñas de educación infantil y primaria a través del dibujo.
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